Los colores de la bandera palestina

Los colores de la bandera palestina

Pintar Palestina, compromiso de una artista para reclamar la paz desde el Líbano
Trípoli (EFE).- Los colores de la bandera palestina impregnan las pinturas de Tania Naboulsi, una artista palestino-libanesa que utiliza el arte como forma de lucha y reivindicación por una Palestina libre, independiente y en paz.

Naboulsi nació en una pequeña aldea libanesa, pero sus raíces palestinas se extienden hasta la localidad de Nablús, de donde su familia se exilió durante la ‘Nakba’ -la expulsión de los palestinos de sus tierras cometida por Israel en 1948- cuenta a EFE en su estudio en Trípoli, en el norte del Líbano.



En sus cuadros recrea paisajes y lugares palestinos, como la mezquita de Al Aqsa, en Jerusalén; también motivos tradicionales como el característico patrón del bordado palestino, mujeres con sus hijos, flores “del rojo por la sangre de los mártires”, y armas que recuerdan la guerra que debe acabar.
El arte como altavoz
Esta pintora, que trabaja rodeada de botes de pintura, pinceles y de sus cinco gatos, se graduó en Bellas Artes en 2008 y desde entonces no ha dejado de pintar y exhibir sus obras en diferentes centros de arte del Líbano para reivindicar el fin de la ocupación de Palestina y, ahora también, el cese de los ataques contra el país que la vio nacer.

“Nunca he estado en Palestina y no iré hasta que sea liberada”, afirma mientras da unas pinceladas a su último cuadro, en la que se intuye una mujer con un bebé en brazos ante un decorado todavía por definir.
El arte, un arma para luchar por su tierra

Habla despacio por una discapacidad facial por la que tiene parte de su rostro paralizado y se muestra crítica con las personas que viajan a la Palestina ocupada porque supone una “normalización” y “reconocimiento” del ocupante, sin mencionar el nombre de Israel en ningún momento.

“Decidí pintar Palestina porque mi familia lo es, porque yo lo soy. Mi madre siempre me hablaba de nuestra tierra”, explica sentada en un taburete delante de una pared llena de estanterías y una gran llave antigua de su casa familiar en Nablús colgada de la pared.
Para ella, el arte es un arma para luchar por su tierra: “Si no uso el arte por y para mi país, entonces no soy una artista. No me merezco ser artista”.

“Pintar Palestina es mi deber, pero no solo eso, sino que también es porque está en mi corazón, recorre la sangre de mis venas”, añade sobre sus pinturas, que próximamente incluirán motivos libaneses, después de que el Ejército israelí iniciara una campaña de bombardeos masiva contra distintos puntos del país hace un mes.
Concienciar y generar debate

Con su obra quiere movilizar al público y abrir los ojos de la comunidad internacional ante un conflicto que ha hecho estallar cualquier acuerdo internacional sobre las reglas de la guerra y el derecho humanitario: “Tenemos un enemigo que no respeta ninguna ley, así que tienes que defenderte tú mismo”, afirma.

Además de los cuadros que presenta en exposiciones temporales en Trípoli u otras ciudades, pinta coloridos murales en las calles para decorar y también recordar la historia de su tierra, tanto palestina como libanesa.
Ahora está en contacto con una organización de Estados Unidos que le ha propuesto hacer murales sobre Palestina y el mundo árabe en las calles de otro barrio de la ciudad, un proyecto que le llevará algo más de tiempo y esfuerzo.

Naboulsi tiene claro que “no eres inútil mientras hagas algo” por la causa, en referencia a la pequeña discapacidad motora por la que cojea levemente y que le dificulta ser más activa físicamente, pero le anima a seguir pintando.

Sus próximos proyectos incluirán también paisajes y escenas libaneses como parte de un ejercicio de memoria histórica que recoja los ataques israelíes en el Líbano, su segunda patria.
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