Para acceder a la sala de exposiciones de Crisis Galería se debe atravesar una gran tela teñida artesanalmente, sobre la que se ha dispuesto en apliqué imágenes provenientes de la flora y fauna tanto marina como terrestre. Así inicia el recorrido por las 145 reversiones que la artista argentina Gala Berger (Villa Gesell, 1983) ha trabajado, bajo diversas técnicas y soportes, sobre las acuarelas que componen Trujillo del Perú (Códice Trujillo), un archivo pictórico del siglo XVIII que retrata las costumbres y el cotidiano del Virreinato del Perú.
Acerca de agencias, anonimatos, apropiaciones, extracciones y subversiones nos reunimos a conversar con Gala, a propósito de esta muestra individual en Lima, que lleva por título El tío invisible.
Luisa Fernanda Lindo: Me da mucha curiosidad el título de la muestra. Tengo una sospecha que se relaciona con el anonimato, considerando que las obras con las que trabajas carecen de autoría. ¿A qué o quién te remites con ‘el tío invisible’?
Gala Berger: La idea del título es múltiple. Por un lado, viene de mi amiga Metsá Rama y su historia familiar. Su abuelo era un meraya shipibo importante y, durante un tiempo, vivió en la selva donde tuvo una familia con los dueños de las plantas y los animales. De ahí que Metsá tenga hoy en día un tío invisible que la acompaña y la protege.
Fascinada con esta idea, la comparé con mi propia vida familiar y sus diferencias: mi abuelo tuvo otra familia antes de conocer a mi abuela, de esa unión tengo un tío que ha estado ausente gran parte de mi vida (en otro país, con otro idioma) y que es hoy una persona mayor, y al parecer no hemos podido encontrar ese puente que nos conecte de alguna forma y así también quedamos invisibles entre nosotros.
Y, al final, como decís, también puede relacionarse con la idea de una genealogía perdida, de artistas anónimos y de un patrimonio que ha escapado de los ojos de quienes pueden reflejarse en sus imágenes.
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