Silencio y visión: una conversación con el artista Rubén Grau
El artista plástico y el escritor puntano mantuvieron una charla pública con diversos temas: la literatura, Borges, la inspiración y el silencio como ausencia.
La conversación tiene lugar en la Universidad Nacional de los Comechingones, en un testimonio de acercamiento meticuloso y reflexivo a su creación. Estamos a comienzos de diciembre de 2024, Rubén Grau se encuentra en un momento decisivo de su carrera artística. Con más de cuatro décadas de trabajo de trabajo, el pintor, escultor, poeta, este creador del arte latinoamericano parece no agotarse nunca en sus búsquedas. Nacido en Buenos Aires en 1959, su obra ha atravesado múltiples fases y estilos, pero siempre con una constante: el deseo de interrogar al arte, de reflexionar sobre la mirada, el silencio y la palabra.
En sus investigaciones, Grau se ha sumergido en un análisis profundo de las bibliotecas, no solo como contenedores de conocimiento, sino como reflejos de las mentes de los artistas que las habitan. Los libros, para él, son un terreno de intervención, de exploración y de reciclaje. "Lo que me interesa es cómo la biblioteca puede convertirse en un espacio de memoria", dice, aludiendo a su fascinación por los archivos de artistas trascendentes, como Clorindo Testa y León Ferrari, cuyos legados no solo se hallan en sus obras, sino también en las bibliotecas que han dejado atrás.
La conexión con Borges es inevitable, pues Grau se siente atraído por esa imagen del escritor que conceptualiza la biblioteca como un mundo infinito. "Para mí, la biblioteca es un espacio donde las ideas se cruzan y se superponen, donde se diluye la frontera entre lo público y lo privado", reflexiona. Es en ese cruce de caminos, entre la memoria y la interpretación, donde encuentra su propia voz artística. Sus primeras intervenciones, que consistían en intervenir libros con cera y pintura, son un eco de esa búsqueda por diluir los límites entre lo que se sabe y lo que se puede imaginar.
La visita de Grau a la provincia fue organizada por "Al sol productora en arte", un proyecto con base en San Luis y San Pablo (en Brasil) que tiene como objetivo el intercambio, diálogo, exhibición de diferentes actores del campo del arte contemporáneo en la región latinoamericana.
Al profundizar en su trabajo de estos últimos años, Rubén habla del proceso de creación como algo que no sigue una lógica estricta. "No es racional, es algo que se me aparece en los sueños o al despertar", dice, revelando cómo, en su proceso de work in progress, la obra no es algo terminado, sino siempre abierto, en constante expansión. Esta actitud se refleja en su última muestra retrospectiva, El silencio ve, que ha sido aclamada por su profundidad filosófica y su capacidad de provocar una reflexión pausada en un mundo acostumbrado a la inmediatez.
Esta muestra presentada en el Museo Emilio Caraffa (Ciudad de Córdoba), Grau utiliza una instalación que confronta al espectador con la relación entre lo visible y lo oculto, entre lo dicho y lo no dicho. Aquí, la palabra no aparece como un discurso lineal, sino que se descompone, se oculta, se transforma. Los libros, las intervenciones, los elementos visuales en la exposición se entrelazan para crear una atmósfera de silencio, donde el espectador debe aprender a escuchar.
En esta obra, Grau juega con la idea del silencio no como ausencia, sino como una presencia activa que nos obliga a mirar más allá de lo superficial. El silencio, en su obra, es una invitación a la reflexión profunda, un llamado a escuchar lo que no se dice, a mirar lo que normalmente se pasa por alto. Es, en muchos sentidos, una crítica al ruido visual y mediático que domina la sociedad contemporánea, donde las imágenes y los sonidos se suceden rápidamente sin dejarnos tiempo para procesarlos.
Pero quizás la mayor reflexión de Grau se da cuando habla de la forma en que el arte y la mirada del espectador se han transformado con el paso de los años. "El arte no puede ser mediado por las pantallas", dice con un tono crítico. En un tiempo donde las imágenes se consumen rápidamente a través de las redes sociales y las plataformas digitales, la obra de Grau propone una pausa, un momento de detención en el flujo vertiginoso de información. "El arte debe ser un espacio de libertad", afirma, sugiriendo que el verdadero poder del arte reside en su capacidad para ofrecer una experiencia de inmersión, una que no sea solo intelectual, sino también sensorial y emocional.
Lea mas