El lirismo de las esculutras de “Pablo Atchugarry Monumental”

El lirismo de las esculutras de “Pablo Atchugarry Monumental”

La obra de Pablo Atchugarry (Uruguay, 1954) ha alcanzado una gran singularidad poética dentro del panorama escultórico de la abstracción latinoamericana de finales del XX y principio del XXI. La muestra “Pablo Atchugarry. Monumental”, nos ofrece un ejemplo de ello con un grupo de esculturas que abarcan más de dos décadas de trabajo. Esculturas que van desde 2010 hasta 2024. Es una exposición deliciosa donde afloran tanto el virtuosismo del oficio y las formas escultóricas tridimensionales, como también una voz espiritual de ecos trascendentes. Su lenguaje abstracto destila un lirismo, cuya inspiración bebe y reinterpreta las fuentes de la antigüedad clásica grecolatina. Desde los códigos de lenguaje de la escultura contemporánea, donde se conjugan, tanto recursos expresivos del arte mínimal, como también elementos estéticos de la abstracción de tintes líricos y geométricos, generando un arte escultórico muy singular.
Pero su vida en el arte no comenzó por la escultura, sino por la pintura “Comencé a pintar”, recuerda el artista en entrevista vía correo electrónico “a los 8 años. Luego sentí la necesidad de explorar la tercera dimensión, es decir, la profundidad. Por eso, aparece mi primera escultura abstracta en hormigón en el año 1975”. En 1978, tiene lugar su primera exposición individual en Lecco (Lago de Como), Italia, donde cuatro años después, decide fijar residencia en esta localidad en la provincia italiana de Lombardía. Al año siguiente, trabaja en su primera escultura en mármol de Carrara titulada “La Lumière”. En 1983 asombró con una versión de ‘La piedad” del Vaticano de Miguel Ángel. Esta escultura monumental está esculpida en un bloque de 12 toneladas de mármol de Carrara. ‘Untitled’, 2024, alabastro, 22 x 8 x 8 pulgadas.



Este trabajo influiría notablemente en su proyección escultórica, pero, aun así, pisando fuerte en el mundo de la escultura contemporánea, la pintura le sigue interesando mucho. De esos años recuerda que: “Después de mis primeras esculturas en cemento, retorné a la pintura y de ella decidí volver a la tercera dimensión, esta vez utilizando el mármol de Carrara como material fundamental para mi escultura a partir del año 1979”. Su primera muestra individual de escultura tiene lugar, en 1987, en la Cripta del Bramantino en Milán. Desde entonces el mármol de Carrara, su dominio como material escultórico, ha sido una de las señales en su trayectoria artística. Han pasado más de cinco décadas desde esos inicios a través de los cuales su obra ha sido expuesta ampliamente, además de formar parte de grandes colecciones de importantes instituciones públicas y privadas de América Latina, Norte América y Europa. ‘Untitled’, 2022, bronce cubierto con pintura de auto. Edición 4 de 8.

Las esculturas monumentales pueden verse en espacios públicos emblemáticos de ciudades y capitales europeas, latinoamericanas y de Norteamérica. Entre tanto creó en 2007, la Fundación Pablo Atchugarry en Manantiales (Uruguay) y en 2022 funda el Museo Pablo Atchugarry Museo de Arte Contemporáneo Atchugarry (MACA). Ambas instituciones son punto de encuentro entre el arte y el público, pero también un foro de debate sobre el coleccionismo exhibición, investigación y conocimiento de obras de las vanguardias latinoamericanas y la promoción y divulgación de nuevas generaciones de artistas.
“Pablo Atchugarry. Monumental” contempla esculturas de pequeño y gran formato de mármol blanco y negro, pero también esculturas de bronce y alabastro, cuyos títulos en la mayoría de los casos es ‘Untitled’. Obras en mármol de Carrara, y en mármol portugués que es algo más rosado. Son esculturas que se lanzan hacia arriba; especie de columnas con suaves sinuosidades abstractas, conectando con el espacio desde los entresijos, las superficies y los espacios que habilitan la verticalidad de sus formas.
Se ha especulado mucho sobre el motivo de su escultura abstracta que tiene ya una entidad propia muy destacada en el campo de producción del arte abstracto latinoamericano de la segunda mitad del siglo XX. ¿En qué se inspiran esas formas? ¿Tienen algún referente natural, por ejemplo, del mundo de las formaciones geológicas? “Creo que mi escultura abstracta nace, de algún modo”, reconoce Pablo Atchugarry, “de la unión de caras que miran hacia lo alto, hacia el cielo. Es decir, surge de una figuración, pero también a través de la síntesis: la síntesis de figuras humanas que luego se transforman en una forma completamente única, que ya no tiene la referencia del grupo de figuras humanas para tomar una independencia total en cuanto a la forma”.
 Pero hay algo de un imaginario inspirado en la mirada, diríase espeleológica, de las formaciones calcáreas que “crecen” en cuevas y cavernas tanto en los valles como en las montañas de la tierra. En concreto, de las estalactitas, estructuras puntiagudas que salen desde el techo, y de las estalagmitas, las que emergen del suelo. Hay en las esculturas de Atchugarry una música celestial que se entona desde el contraste entre la fragilidad, la delicadeza de la forma y la dureza compacta del material. Se produce entonces un tránsito donde se emulsiona la materia con el espíritu. Hay además una expansión hacia lo natural a cielo abierto porque “También me interesa”, comenta Atchugarry “la naturaleza, especialmente los árboles y las plantas, que buscan la luz y, por lo tanto, toman una dirección vertical”.

Como escultor de trabajo incombustible está en permanente gestación de nuevos proyectos “Actualmente estoy preparando una exposición para la Hollis Taggart Galleries, en Nueva York, y lo estoy haciendo desde mi taller en Uruguay, donde se encuentra la Fundación Pablo Atchugarry y el museo MACA, que es la obra más completa que he realizado, porque incluye paisajismo, arquitectura, escultura y todas las formas del arte”.
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