Obra del Gabriel Orozco llega al Museo Jumex

Obra del Gabriel Orozco llega al Museo Jumex

No puedes hacer un plan maestro platónico’: Gabriel Orozco; su obra llega al Museo Jumex
Después de 19 años, el artista veracruzano regresa a México con una exposición que recorre su trayectoria, como la intervención en el proyecto Chapultepec, en el que reflexiona sobre el impacto del arte público en la transformación social
Es difícil medir el impacto de una intervención como el proyecto Chapultepec: Naturaleza y Cultura. Para Gabriel Orozco, transformar el bosque más icónico de la Ciudad de México implicó un desafío monumental en términos de diseño y coordinación, así como un experimento que redefinió su propia visión sobre el arte público y la transformación social.

Fueron seis años dedicados a imaginar y ejecutar un espacio que, más allá de su renovación, se convirtiera en una plataforma viva, sostenida por quienes lo habiten, lo cuiden y lo integren en su cotidianidad.
“Traté de hacer lo mejor, es decir, llegar a un nivel estético, ecológico, político y social que pudiera funcionar como una plataforma que tuviera un futuro posible. Si lo vemos como una obra de arte público, los que van a terminar decidiendo y realizando esa obra es la gente, es algo que un artista ni nadie puede, ni siquiera un presidente puede controlar.

“Pero en términos personales hice lo que tenía que hacer. Trabajé con los equipos que tenía a mi disposición, no puedes hacer un plan maestro platónico, tienes que saber desarrollar puntos, atacar el problema, entender de qué se trata”, explicó Orozco durante la conferencia de prensa en el Museo Jumex, un espacio que marca su regreso a México desde 2006.
A pesar de la magnitud del proyecto, Orozco subraya que su enfoque no estuvo ligado a la política, sino a los fenómenos sociales que marcaron este período en México: “lo vi como una relación con la sociedad y los momentos de nuestro proceso como país. No fue por establecer una relación con un Gobierno en concreto, sino como un fenómeno social que, de repente, se dio la oportunidad de generar una renovación en un lugar importante que llevaba abandonado mucho tiempo”, aclara.
Un recorrido de toda una vida

La obra de Gabriel Orozco regresa a los museos mexicanos con una de las exposiciones más complejas y profundas del artista hasta la fecha. No se trata de un recorrido cronológico; más bien, se invita a una inmersión en un espacio en constante flujo que refleja su filosofía de trabajo, es decir, la constante exploración y la capacidad de su arte para generar un cuestionamiento, tanto dentro como fuera del museo.
“Cuando me invitaron a exponer aquí me dijeron ‘tienes todo el museo, haz lo que tú quieras’. Yo mismo me emociono de ver lo que está pasando aquí. Definitivamente no voy a ver esta exposición en los próximos 20 años, a lo mejor la próxima vez que suceda algo así, yo ya no voy a estar aquí”, declara Orozco.

Bajo la curaduría de Briony Fer, la muestra, que reúne 300 piezas, busca transmitir una idea de dinamismo, de estratificación de ideas y de materiales, en donde se ha creado lo que él mismo describe como un “paisaje de estratos”, pequeñas piezas de dibujo y fotografía que se combinan con obras de gran escala, creando una experiencia visual.

“Lograr de esta manera un viaje que el visitante pueda transitar en el trabajo con la diversidad de materiales y los gestos que, de repente, fuera de contexto, pueden parecer banales o demasiado ligeros, pero al combinarlo  se demuestra su propio proceso su gestación”, agrega.
Desde su primera gran pieza “Recaptured Nature” (“Naturaleza recapturada”), que data de 1990, el creador veracruzano ha jugado con la transmutación de lo natural a lo industrial, interrogando las relaciones entre lo orgánico y lo intervenido.

Esta escultura monumental, que presenta una esfera de caucho vulcanizado, es solo una de las muchas formas en las que el artista ha dialogado con el entorno, explorando cómo la humanidad puede transformar la naturaleza, pero también cómo esta transformación, lejos de ser un acto de dominación, puede convertirse en una reflexión estética.
“Disfruté mucho revisitarlas, volver a ver y leer estas piezas con una mirada fresca que espero todos puedan entender y cuestionar, como siempre se debe de hacer, pero, al momento, continuar entendiendo que el arte es simplemente hacer las cosas y tratar de hacerlas lo mejor posible. Una buena jugada de fútbol o un buen edificio, pueden ser obra de arte, pero no todas las pinturas acceden a ese momento de ser obras de arte.

Si entendemos que la vida es un accidente tras otro, nos damos cuenta de que exactamente eso es la estabilidad. La constante es el accidente cotidiano. Somos un cúmulo de accidente tras accidente”
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