El Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires es uno de los principales museos de América Latina. Es un espacio cultural dinámico y participativo en el que se presentan exposiciones temporales de diversa índole, muchas veces en alianza con otros museos del mundo, de arte contemporáneo argentino y latinoamericano.
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El recorrido en línea ofrece una mezcla de arte latinoamericano, que incluye obras de arte cubistas, surrealistas, abstractas y cinéticas, de las obras emblemáticas del patrimonio del museo. La exposición reúne 230 piezas de más de 200 artistas y destaca la riqueza artística y cultural del período moderno en América Latina.
Dividida en siete núcleos temáticos, la exposición presenta un recorrido cronológico por las diferentes experiencias artísticas realizadas en la región desde el inicio de la modernidad, a principios del siglo XX, hasta el surgimiento del arte conceptual en la década de los 70. Xul Solar, David Alfaro Siqueiros, Emilio Pettoruti, Rafael Barradas, Pedro Figari, Joaquín Torres-Garcia, Frida Kahlo, Diego Rivera, Wifredo Lam, María Martins, Antonio Berni, Fernando Botero, Hélio Oiticica, Lygia Clark, Lidy Prati, Jesús Rafael Soto, Lucio Fontana , Jorge de la Vega y Alicia Penalba, entre otros.
Las obras fueron escogidas entre las 600 que ahora integran la colección del museo, teniendo en cuenta su relevancia para la historia del arte en la región y su proyección internacional. La selección estuvo a cargo de Victoria Giraudo –Jefe de Curaduría– en fluido diálogo con Eduardo F. Costantini –fundador y presidente del museo– y con el coleccionista Ricardo Esteves, asesor para la adquisición de las piezas fundacionales del Malba.
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La exposición parte de la noción de vanguardia en relación con la identidad latinoamericana y los mestizajes que se producen en las diferentes modernidades (negritud, indigenismo, migración, politización). Continuar con las variantes del surrealismo y el realismo mágico, seguidas de propuestas de arte abstracto y concreto -que, en muchos casos, se superponen cronológicamente-, para llegar al inicio del arte contemporáneo a fines de la década de 1950, con producciones localistas de artistas neoconcretos e internacionalistas en torno a arte óptico y cinético.
En otra sala, las abstracciones libres, el informalismo, la caligrafía zen espiritual y el espacialismo se oponen al precedente; También se representan las Nuevas Figuraciones, las propuestas conceptuales en torno a la desmaterialización del objeto artístico y la psicodelia, en su versión tropicalista.
Como punto abierto, desde mediados de la década de 1960 y en el contexto de las distintas dictaduras de la región, se evidencia el auge del arte conceptual con componente político y las múltiples alternativas de resistencia a los discursos hegemónicos en un giro decolonial.
Esto crea un panorama complejo y diverso en el que se mezclan e hibridan corrientes vernáculas y foráneas, abriendo un campo fértil para una serie de experiencias fundamentales para comprender la cultura del siglo XX.