Numerosas iniciativas buscan impulsar las obras de artistas de ascendencia latina que residen dentro de Estados Unidos y que siempre han sufrido falta de apoyo y marginación
Cada vez son más los coleccionistas, comisarios y galeristas que empiezan a encontrar en el arte latinx o latine una oportunidad para aproximarse a nuevas perspectivas creativas y sugerentes del arte contemporáneo actual. Artistas de este colectivo están cobrando cada vez más protagonismo en Estados Unidos y por tanto, en el resto del mundo. Un ejemplo de ello es la selección de obras para la 60ª edición de la Bienal de Venecia, considerada la bienal de arte más grande del mundo, que se inauguró el pasado mes de abril y que podrá verse hasta noviembre. El brasileño Adriano Pedrosa, primer latinoamericano en comisariarla, la describe como una propuesta muy política donde se celebran “los inmigrantes, extranjeros, personas queer e indígenas,” centrada en descolonizar la historia de la cultura (centrada mayoritariamente en hombres blancos) y empoderar a los que han sido excluidos de ella.
A diferencia del arte latinoamericano, que también se refiere al arte producido en América Latina, el arte latinx (de género neutral como alternativa a “latino” o “latina”) comprende las obras de artistas de ascendencia latina que residen dentro de Estados Unidos. En un principio se denominó a este colectivo “latinx”, pero está derivando en “latine”, que según los sondeos es una palabra con mejor acogida por ser más fácil de pronunciar.
La tendencia a hacer una genealogía del arte más inclusiva empezó a acelerarse en los últimos años. Se trata de una denuncia sostenida que demanda más diversidad étnica y mayor pluralismo de género para crear un canon representativo. En lo que respecta a los artistas latines, ya en el 2021, el Foro de Arte Latinx de Estados Unidos (USLAF, por sus siglas en inglés) lanzó su iniciativa más potente y cuantiosa: 15 becas anuales de 50.000 dólares de apoyo económico para artistas. Se abordaba así la falsa sistémica de apoyo y la marginación en la historia del arte estadounidense que los latines han sufrido pese a representar casi el 20% de la población del país.
Pero apoyar financieramente a los artistas invisibilizados no contribuye a que el panorama del arte nacional se vuelva inclusivo y plural. Era necesario ir a la raíz del problema y empezar a subsanar las taras de un sistema viciado, invirtiendo en que los profesionales detrás de la programación de las plataformas artísticas más influyentes del país tengan una perspectiva heterogénea y realmente inclusiva. En este sentido, en la edición del 2022 de Art Basel en Miami más de la mitad de las galerías participantes eran de origen latinoamericano. Y a principios del 2023, las fundaciones Mellon, Ford, Getty y Terra anunciaron una iniciativa rompedora en el mundo del arte Promoviendo el Arte Latinx en Museos (ALAM, por sus siglas en inglés). El proyecto partió de una primera concesión anual colectiva de 5 millones de dólares dividida en diez subvenciones con el objetivo de que se crearan puestos de trabajo permanentes para comisarios con experiencia en arte latine y para otros que estén empezando su carrera profesional.
“Necesitamos invertir más si queremos que el arte latinx esté más representado en nuestros museos, con profesionales de curaduría que puedan dedicarse exclusivamente a construir y gestionar estas colecciones”, explicaba la directora de la fundación Getty, Joan Weinstein, en la nota de prensa donde se anunciaban los ganadores. De las 48 instituciones culturales y organizaciones de artes visuales en Estados Unidos y Puerto Rico invitadas a participar, parte de las diez que recibieron la ayuda de financiación se dedican en exclusiva a la promoción del arte latinoamericano, como el Museo Nacional de Arte Mexicano de Chicago o el Museo del Barrio, en Nueva York. Pero entre los ganadores también se encuentran otros museos generalistas como el Museo de Arte Contemporáneo de San Diego o La Galería Nacional de Arte de Washington.
Además del célebre Museo del Barrio de Nueva York, que desde que abriera sus puertas en 1969 se constituye como la gran referencia nacional, y en el Museo de Arte Latinoamericano (MOLAA, por sus siglas en inglés) fundado en Los Ángeles en 1996, hay también galerías de arte fuera del circuito comercial que están ganando protagonismo comercializando la obra de artistas latines. Un ejemplo de ello son las dos que lidera Charlie James y que se encuentran en el Chinatown de los Ángeles (CJG2 y Charlie James Gallery), donde pueden verse la obra de artistas como Patrick Martinez, Lucía Hierro, Narsiso Martinez o Lee Quiñones.
También se han organizado exhibiciones colectivas como No existe un mundo poshuracán: Puerto Rican Art in the Wake of Hurricane Maria, comisariada por Marcela Guerrero para el museo Whitney de Nueva York (2022); Forma de pronóstico: Arte en la diáspora caribeña, 1990, hoy, por la curadora Carla Acevedo-Yates para el Museo de Arte Contemporáneo de Chicago (2023); o Chosen Memories, la exhibición comisariada por Inés Katzenstein para el MoMA, que recoge la narración postcolonial de 40 de los artistas más representativos de la región (2023).
No obstante, aún hay mucho trabajo por hacer. En este sentido, la artista multidisciplinar de origen cubano Yali Romagoza realizó en el 2021 una performance a las puertas del MoMA Ps1 donde lanzaba una pregunta al museo escrita en un cartel: ”¿Cuántas artistas latinx han tenido una exposición individual en este museo?”. Seguida de la respuesta “Cero”.