Guillermo Kuitca y Fernando Botero en una subasta récord de arte latinoamericano en Nueva York
Una pintura del artista argentino Guillermo Kuitca, "Sin título", de 1998, fue subastada anoche por 94.500 dólares en la ciudad de Nueva York como parte de la venta de arte latinoamericana de la casa Christies -que además incluyó obras del recientemente fallecido Fernando Botero-, en una velada que recaudó un total de 13 millones de dólares.
El lote principal de la subasta fue el óleo "Los tres amigos" del pintor mexicano Rufino Tamayo, que obtuvo 1.623.000 dólares, más del 160% de su estimación, mientras que se destacó también la venta de dos obras del colombiano Botero, "En la plaza", por el que se pagaron 1.332.600 dólares, y "Man Eating", que obtuvo poco más de 1 millón, informó Christies en un comunicado.
La subasta estaba prevista desde antes de conocerse la noticia de que el célebre artista colombiano, reconocido en todo el mundo por sus esculturas y pinturas de voluminosas figuras humanas, de humor y sensualidad, muera a los 91 años en su residencia del principado de Mónaco, el pasado 15 de septiembre.
La venta en vivo de arte latinoamericano de la subastadora Christie's que concluyó anoche, con obras de artistas modernos y contemporáneos de la región, tuvo numerosas ofertas, con postores en la sala, por teléfono y en línea, y alcanzó un total de 13.200.030 de dólares, logrando un 102% más de su estimación, detalló la casa de subastas.
Otro momento destacado de la venta fue el "Retrato de Anita Antunes (Diana Cazadora)" del muralista mexicano Diego Rivera, que se vendió por 693.000 dólares, informó la agencia de noticias AFP.
Con precios mucho más bajos que los de sus colegas de la región, el arte argentino estuvo representado por la pintura del artista Guillermo Kuitca, "Sin título", un acrílico de casi dos metros por dos, pintado en 1998 que el autor firmó en el reverso y que se vendió por 94.500 dólares, sin las comisiones ni impuestos, pese a que el estimado de valor estaba inicialmente entre 80.000 y 120.000 dólares.
Se trata de una obra que se relaciona con la larga fascinación que Kuitca ha sentido por el teatro, una conexión que surgió, en palabras del artista, "en parte por esa idea del mundo como escenario".
"Me había formulado una especie de axioma elemental según el cual nada era posible en la pintura mientras que, por el contrario, todo era posible en el teatro", había dicho Kuitca, quien ha plasmado en sus obras mapas metafísicos y planos arquitectónicos reflexionando sobre el modo en que nos situamos en el espacio y el tiempo.