La pintura como antítesis

La pintura como antítesis

La pintura a la manera de Tono Lorenzo, en el Espacio Roberto Verino


El artista Tono Lorenzo Guisado presenta su nuevo trabajo expositivo como proyecto específico para el Espacio de Arte Roberto Verino. A través de una constante evolución y experimentación continua, parte de un carácter clásico de representación de la imagen como tránsito para una incursión que oscila entre el vocabulario ascético del cubismo a la forma abierta, fundida y difusa de carácter introspectivo que se transforma en armonía abstracta, marcada por la tensión emocional de un cromatismo efervescente y resonante, autónomo, vitalista y temperamental que equilibra el eje cartesiano y geométrico del espacio estructural y desvía el cerramiento y el efecto bloque de las formas segmentadas como un diálogo simultáneo entre los cuerpos y una combinación de espacios discontinuos oscilantes entre el peso de lo real y la balanza emocional de lo subjetivo.

El creativo mondaricense, planifica la ejecución del cuadro como un proceso total en la elaboración de la obra, desde el montaje manual de los bastidores a las marcas procesuales que, como muescas, revelan los arrepentimientos, marcas y cicatrices que marcan en la superficie plástica el desarrollo del cuadro, dejando visibles los avances en la obra en la evidencia del lápiz que define la composición como sus posteriores transformaciones a través de la pintura misma, de sus reservas como silencios, de sus aciertos, accidentes y rectificaciones en las distintas técnicas mixtas que aplicadas con carácter experimental, dejan constancia en la conjunción anárquica de los materiales: óleo, ceras, rotuladores, acuarelas, spray...
Tono traslada su mirada proteica a través de una vertebración de la imagen resultante como espacio, color vibrante y fluido, estructura y una impulsiva temperamentalidad en la tortura de la superficie plástica, capaz de conciliar entre sí puntos de vista psicológicos, históricos e intimistas a través de una externalización de lo íntimo y una interiorización del paisaje con mirada lúcida, capaz de diseccionar la realidad, analítica y objetiva y a la vez, poética y subjetiva mediante la potencia expresiva modelada por los empastes y las intervenciones sobre los distintos soportes en los que se agarra la textura de la cocina de la pintura, rota por la tensión que genera el diálogo de los materiales. Reconstrucción de las formas borradas sobre técnicas mixtas abstractas con planificado control de las masas y los vacíos como reserva, ecos metálicos y reflejos.

Sobrexpuestos y contrastados fluyen los volúmenes geométricos sobre un suelo mojado que desdibuja con trepidación emocional los lugares conocidos y sintetizados en la mancha inacabada como un reflejo del instante grabado en la memoria. Recrea numerosos accidentes espaciales que permiten al espectador recorrer, entrar y salir, moverse por el espacio del cuadro, sorprenderse, encontrarse.

Cartografía del paisaje atravesado por una eminente capacidad para captar, interpretar y plasmar la luz y sus efectos que evoluciona hasta la abstracción en la escenografía efectista con una planificación estricta de la construcción y deconstrucción del volumen como ordenación aristada en el facetado de la descomposición de lo visible convertido en perspectivas emocionales diseccionadas por un dibujo de base, zonas sin cubrir, vacíos como incógnitas que obedecen a una extraordinaria libertad de creación al margen de los cánones establecidos, con la seguridad del que asume el riesgo con valentía, sin lugar para cuestionamientos.
Un proceso de investigación e interpretación del paisaje, exterior e interior en clave de diálogo subjetivo con el entorno y los efectos que en el ser humano marcan las experiencias, con atención al enigma que encierra lo cotidiano y efímero en la elección de los austeros motivos representados, útiles y objetos convertidos en tema principal, a modo de objet trouvé con una caligrafía antiacadémica, procurando evitar la narración excesiva.

Kálasme constituye una colección atrevida y arriesgada, profundamente honesta con valiente rebeldía. Es una obra sin concesiones al esteticismo frágil, que se rebela contra el conformismo dócil con un lenguaje sincrético y sinóptico. Lo hace mediante la experimentación y la destrucción de la imagen a través del diálogo entre materia y superficie con sorprendentes hallazgos. Imprescindible.


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