La feria de arte contemporáneo Frieze London

La feria de arte contemporáneo Frieze London

Frieze London presenta una sección de cerámica con protagonismo latinoamericano
La feria de arte contemporáneo presenta como novedad una sección de artistas de cerámica, que trabajan la arcilla apoyándose en tradiciones ancestrales
La feria de arte contemporáneo Frieze London cuenta con la novedad de una sección de artistas de cerámica, en su mayoría latinoamericanos, que trabajan la arcilla apoyándose en tradiciones ancestrales.
Para esta 21ª edición, el curador del Museo Hammer de Los Ángeles, el guatemalteco Pablo José Ramírez, creó una sección temática a la que denominó “Humo”, para tejer un vínculo entre el arte de la cerámica y el trabajo de 11 artistas, principalmente del continente americano.

Este espacio “da visibilidad a artistas que, de otro modo, probablemente no estarían presentes en una feria de arte internacional”, afirma Ramírez, que anteriormente se encargaba de traer obras de arte indígena contemporáneo a las colecciones de la Tate Modern.
“El trabajo de la cerámica y el barro siempre ha existido, pero sólo recientemente ha sido reconocido como una forma de arte”, lo que le ha dado “un auge en el mundo del arte contemporáneo”.

Pero más que la técnica, es el hecho de navegar entre varios mundos, entre “historias indígenas y ancestrales” y el arte contemporáneo globalizado lo que une a los artistas de “Humo”, apunta.
Los totems de la venezolana Lucía Pizzani, que llegó a Londres en 2007, que se alzan como guardianes, están hechos de arcilla inglesa de color negro intenso, en la que están impresos plantas latinoamericanas como el maíz o el eucalipto. Una mezcla que “refleja mi historia de migración”, afirma Pizzani.
Sus otras cerámicas de terracota fueron elaboradas en la comunidad alfarera de El Cercado, en la isla venezolana de Margarita, recolectando arcilla de la montaña y luego cociéndola a fuego abierto, según tradiciones transmitidas oralmente desde la época prehispánica.

También están presentes la brasileña Ayla Tavares, Karla Ekaterine Canseco (EE.UU.) y Roksana Pirouzmand (Irán), Manuel Chavajay (Guatemala), Adán Vallecillo (Honduras), Christine Howard Sandoval (EE.UU.), Linda Vallejo (EE.UU.), Yeni Mao y Yuri Yuan (China) y Noé Martínez (México).

Como cada año, se esperan hasta el domingo unos 60.000 galeristas, “influencers” y visitantes en la gigantesca carpa blanca instalada en Regent’s Park, donde exponen grandes nombres y artistas emergentes.
“Frieze reúne a toda la comunidad artística, con coleccionistas de todo el mundo, galerías con presentaciones excepcionales (...) y ya con grandes ventas”, afirma la directora de Frieze London, Eva Langret.

En paralelo a esta cita comercial ineludible, para la que 160 galerías de 43 países han reservado su espacio a un precio elevado, cada día se celebrarán exposiciones, subastas y fiestas privadas en los cuatro rincones de la capital británica.

Los visitantes podrán descubrir la exposición de Francis Bacon en la National Portrait Gallery, obras de Tracey Emin en la galería White Cube o de Yayoi Kusama en Victoria Miro. También se podrán presenciar obras de Banksy durante la subasta de uno de sus chalecos antibalas con la Union Jack, la bandera británica.
Frieze London llega en un contexto sombrío para el mercado mundial del arte, cuyas ventas bajaron un 4% en 2023, según un informe de UBS y Art Basel. Debido a las incertidumbres económicas y las tensiones geopolíticas, los compradores se muestran cada vez más reacios a adquirir obras contemporáneas cuyo valor a menudo fluctúa.

Reino Unido sigue siendo un bastión del arte, con el 17% de la cuota de mercado mundial en 2023, según UBS y Art Basel. Pero ha visto debilitarse su brillo desde el Brexit y sus nuevas regulaciones fiscales, siendo superada por primera vez por China (19%).

Frieze, creada en Londres en 2003 antes de extenderse a Nueva York o Seúl, se enfrenta también a la aparición de un competidor al otro lado del canal de la Mancha con la feria “Paris + by Art Basel”, inaugurada el 16 de octubre en un Grand Palais restaurado que podría eclipsarla.
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