Dos obras de la peruana vendidas al Museo de Madrid

Dos obras de la peruana vendidas al Museo de Madrid

Dos obras de la peruana Gaudencia Yupari Quispe, vendidas al Museo Reina Sofía de Madrid

    El Museo Reina Sofía concretó hoy la adquisición de dos obras la artista Gaudencia Yupari Quispe a la galería Mauro Herlitzka & Co.
    Se trata de piezas textiles que emplean técnicas e imaginería tradicionales andinas.
    El director del museo contemporáneo madrileño, Manuel Segade, lleva 15 años visitando arteba y afirma: "Esta feria es hiperpeculiar. ¡Debería ser patrimonio nacional!"
El director del Reina Sofía de Madrid, Manuel Segade, quien pronto cumplirá su primer año al frente de ese museo, compró al mediodía de hoy dos piezas de la artista peruana Gaudencia Yupari Quispe. Se trata de textiles ejecutados con técnicas e imaginería aborigen, que se lucen en una pared de conjunto en la galería Herlitzka & Co.
Gaudencia, que desarrolló la técnica de las tablas de Sarhua, una narrativa textil de la zona de Ayacucho, es a su vez madre de la joven artista Violeta Quispe, quien se luce en la 60 Bienal de Venecia y se encuentra visitando arteba. La hija continúa el legado y la maestría de su madre artista. En una de las obras vendidas, tan luego, se narra un episodio de la vida familiar, cuando ella intercedió para salvar la vida de su hija Violeta, embarazada.

En cuanto al museo madrileño, tiene programadas para los próximos años muestras de tres artistas argentinas activas hoy, Marta Minujìn, Ana Gallardo y Fernanda Laguna. Quisimos conocer las razones que lo llevaron a estas adquisiciones. Responde el director Segade.
–Sobre todo buscamos obras de comunidades nativas y de artistas mujeres; estamos muy pendientes sobre todo de lenguajes del arte que históricamente quedaron pauperizados, etiquetados como estéticas pobres o artesanía. La obra de la peruana Gaudencia sigue esos parámetros y tiene, además, un cariz político muy importante en estos tiempos. Fíjate que narra un secuestro estando embarazada su hija Violeta, cuando quiere apresarla un soldado de Sendero Luminoso. Es interesante ver la historia paralela que cuentan estas obras; en un museo no necesitamos tanto del documento histórico como del relato artístico de esos hechos. Y aquí tenemos una visión hipercreativa en Gaudencia. Piensa que las grandes pinturas del siglo XIX también lo hacían; hoy se hace desde un canon más menor pero igual de importante.
–Hablanos de la segunda pieza.

–La segunda obra es contrastante; cuenta una visión de la infancia en que aparecen personificaciones; el sol tiene cara. Y no es solo la panteización del mundo cotidiano; creo que indica una transformación subjetiva. Las representaciones del arte transforman el mundo, no dan cuenta de una realidad en forma literal. Para eso ya tenemos otros medios directos, como el fotoperiodismo.

–El Reina Sofía mira cada vez más a Latinoamérica, buscando renovarse. Pero también responder a reclamos del campo artístico, en cuanto a la visiòn imperial de los relatos del canon.
–Nosotros llevamos unos años ya, desde la gestión anterior de Manuel Borja-Vilell, adquiriendo piezas de comunidades indígenas latinoamericanos pues queremos ampliar el relato del Museo, como gran espacio contemporáneo que lo sea también del arte latinoamericano. Hemos adquirido obra de comunidades de México y Perú, de Colombia y Brasil.
–Llevás quince años visitando arteba. ¿Hay transformaciones, cómo ves la vitalidad del campo audiovisual aquí?

–Hay mucho para destacar. Por lo pronto, lo primero que salta a la vista en la escena artística argentina es la resiliencia porque ¡vamos!, la crisis que se está viviendo es muy fuerte… Y arteba siempre consigue ser una fiesta. Pese a todo, existe un mercado del arte, basado en el apoyo de la propia comunidad de artistas. Y esto atraviesa a muchas generaciones del arte argentino. Fijate que fui al espacio gastronómico del Comedor Belleza y Felicidad Villa Fiorito y en la cola te encontrabas con directores de museos extranjeros, grandes curadores y artistas sin un chavo. Es hiperpeculiar. ¡Esta feria debería ser patrimonio nacional!
–Llevás quince años visitando arteba. ¿Hay transformaciones, cómo ves la vitalidad del campo audiovisual aquí?

–Hay mucho para destacar. Por lo pronto, lo primero que salta a la vista en la escena artística argentina es la resiliencia porque ¡vamos!, la crisis que se está viviendo es muy fuerte… Y arteba siempre consigue ser una fiesta. Pese a todo, existe un mercado del arte, basado en el apoyo de la propia comunidad de artistas. Y esto atraviesa a muchas generaciones del arte argentino. Fijate que fui al espacio gastronómico del Comedor Belleza y Felicidad Villa Fiorito y en la cola te encontrabas con directores de museos extranjeros, grandes curadores y artistas sin un chavo. Es hiperpeculiar. ¡Esta feria debería ser patrimonio nacional!
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