Uruguay puede ser la Suiza de Latinoamérica para el arte
El galerista Piero Atchugarry, que celebra la primera década de su galería nacida en Garzón, es artífice y testigo del imán esteño para el arte.
Asegura que su padre Pablo, con la apertura del MACA en Punta del Este, fue la punta de lanza de muchos proyectos actuales y futuros.
En los primeros días del año la costa uruguaya respira arte internacional. Al turismo high end que llega de todo el mundo en busca de esa sofisticación tan propia, se suman los visitantes curiosos por saber qué pasa más allá de las playas. Hay ferias, festivales hasta museos e instituciones que tienen pocas temporadas encima. Proliferan las residencias, las galerías nuevas y los eventos pop-up en espacios no convencionales. Llegan importantes curadores globales.
Solo en estos días, allí suceden la feria Este arte en el Pavilion Vik de José Ignacio y la segunda edición de FOCUS, el Festival Internacional de Fotografía con un gran homenaje a Sara Facio, entre otros importantes artistas. Inauguró con el año, en el flamante espacio de la Fundación Cervieri Monsuárez, una gran expo individual del tucumano Gabriel Chaile y la muestra de John Baldessari que había pasado por el porteño Malba, en el Museo de Arte Contemporáneo MACA, de la colección de Pablo Atchugarry, quien además inauguró con el año una escultura de arte público en Punta del Este.
Son solo algunos de los principales eventos de este enero esteño. “Uruguay puede ser la Suiza en Latinoamérica también para el arte”, asegura el joven Piero Atchugarry, un precursor en estas playas que celebra la primera década de la galería que lleva su nombre, nacida en 2014 en Garzón y hoy lanzada al mundo.
Volver a los orígenes
Piero es hijo del famoso escultor Pablo Atchugarry, emblema nacional por sus descomunales obras de factura manual –en mármol y otros materiales– que son codiciadas en el mundo. Nacido y criado en Italia, como revela su acento, Piero se formó en arquitectura, en Economía en Londres y luego participó del programa de Arte Moderno y Contemporáneo de Christie’s en Nueva York, con la idea en mente.
“Mi idea era abrir una galería en Nueva York, hice una oferta por un espacio en Tribeca en 2013 y fue entonces cuando me di cuenta que podía empezar con algo más cercano a mi familia y mis orígenes: Uruguay”, cuenta a Clarín desde la trastienda de la segunda sede de su galería, en Miami, durante la última Semana del Arte.
Literalmente un antiguo establo de 1950, en medio de una extensa reserva de 159 hectáreas adornada con 15.500 árboles y arbustos nativos, se convirtió en galería del arte de mercado primario, es decir, con un staff de artistas que promueve. Inauguró con una muestra de la uruguaya Verónica Vázquez, muy afín a las inquietudes del quizás muy joven Piero Atchugarry, entonces de 27 años. Su pasión por la escultura se unía a un creciente interés por el arte conceptual, la pintura, la abstracción sensible y la geometría constructiva.
“Era el ímpetu de querer empezar, de no tener que esperar una condición ideal, lo que me hizo mirar lo accesible, y de hacerlo funcionar de cualquier forma”, reflexiona hoy. La caballeriza, un espacio único con techos altos, estaba además a 10 kilómetros de Pueblo Garzón. “Ni siquiera los que iban al pueblo la conocían, así que comencé a invitar, organizar asados, muestras y a los artistas les interesó desde el comienzo la idea de hacer algo diferente y yo siempre encontraba una fórmula de hacerlo funcionar”, define.
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