Ambos proyectos iniciados por María Cecilia Ruiseco reúnen las obras de artistas panameños y de toda la región, con el fin de apoyar a los más necesitados y seguir impulsando la mente creativa nacional y extranjera
El Museo de Arte Latinoamericano y Moderno del Casco Antiguo (AMCA) abrió sus puertas como un espacio que reúne los trabajos de pintores con el objetivo de demostrar “la diversidad y creatividad de la región”, según su portal web. Doce días antes de su apertura (el 28 de octubre de 2024), a unas calles de la edificación, se había iniciado la quinta y más extensa edición de la Feria de Arte, que se extenderá hasta el 21 de abril del presente año.
Ambos proyectos han sido orquestados por la colombiana y amante del arte María Cecilia Ruiseco, quien llegó a Panamá hace seis años. Su intención era llevar una vida “más tranquila”, pero el arte, que no conoce de descansos, le mostró otro camino, uno que la llenaría de ideas para ayudar al talento nacional que por años ha querido ser reconocido.
“Siempre he amado el arte”, afirmó a ‘La Decana’ mientras recibía turistas y nacionales que llegaban a la feria para ver y posiblemente adquirir una de las tantas obras que ahí se presentaron. “Estudié historia al igual que administración de empresas en la universidad. Ejercí mi título en el sector industrial, pero siempre ahorré para coleccionar obras, viajar y conocer el mundo. Quería visitar museos e iglesias y saber todo sobre arte”, agregó.
Amante del arte desde muy joven, Ruiseco siempre soñaba con hacer algo que aportara a dicha forma de expresión, al igual que a aquellos que dedican su vida a la corriente. Intentó en primera instancia seguir aquella misión en su país natal, pero “no encontré apoyo”, dijo. Al aterrizar en Panamá, fue acogida por fray Javier Mañas, quien le mostró un salón vacío dentro del Casco Antiguo con el fin de que ella armase algo con la pasión que la perseguía por años.
En lo que su mente maquinaba algún plan, Ruiseco comenzó a trabajar como voluntaria en el Casco Door Project y en noviembre de 2021, debido al número elevado de obras que se iban a presentar, ofreció aquel salón para presentarlas ahí.
“En enero de 2022 muchos artistas me llamaron, ya que deseaban tener un lugar donde exponer y vender sus obras”, contó. “El padre Mañas me prestó nuevamente la sala, pero con la condición de que fuese voluntaria en la iglesia Nuestra Señora de La Merced y que el dinero recaudado fuese tanto para los artistas como para la institución religiosa”, explicó.
Fue así como se inició la primera edición de la Feria del Arte, la cual comenzó a crecer y recaudar fondos. Esta edición reúne a artistas panameños como Sharon Him, Elena François Navarro, Achu Kantule, la zonian Katy Ashcroft, Alan Uribarri y Jimara Coronado. Los precios de sus obras oscilan entre $50.00 y $300.00 e incluyen obras en canvas, papel de cartón y pequeñas esculturas.
Según la administradora de la feria, desean tener el evento presente “durante la Semana Santa internacional”. Esto se debe a que “el año pasado, el Casco recibió a 300.000 turistas de los cuales 70.000 visitaron el sector el Jueves Santo. Esto puede ser una oportunidad de que más personas conozcan de nuestra feria y puedan comprar en ella”.
La feria también cuenta con un “Bazar solidario” en el que Ruiseco vende rosarios u otros objetos a precios más accesibles para el público. El dinero recaudado es utilizado para comprar artículos de higiene personal que el padre Mañas lleva a las cárceles donde ofrece misa.
El nacimiento de AMAC
Luego de que la feria alcanzó un gran público de vendedores y fieles artistas que deseaban participar anualmente, fray Mañas consiguió un edificio en el Convento de Santo Domingo y se convirtió en tarea de la colombiana levantar el museo de arte, aquel que tanto deseó. “Yo solo tenía una condición: trabajar con Saúl Servin como arquitecto”, dijo.
Mañas entregó a ambos un par de cuadros que tenía, entre ellos uno de Alfredo Sinclair, obras de Aristides Ureña, Leonel Méndez y Alejandro Mañas García. “No nos poníamos de acuerdo en cómo colgar los cuadros, pero la fecha de inauguración era el 28 de octubre y debíamos terminar antes de eso”, contó. Y así fue. En la fecha pactada, el AMCA abrió sus puertas al público.
El museo presenta dos corrientes del arte moderno latinoamericano: “el universalismo constructivo de Joaquín Torres García y los artistas cinéticos de Venezuela y Argentina que se trasladaron a París y ahí se unieron a dicho movimiento”, explicó Ruiseco.
Sin embargo, existen otras corrientes en las paredes del museo, como el arte surrealista, hiperrealista y expresionista. En total, el museo presenta a sus espectadores 128 obras, pero Ruiseco explicó que aún cuenta con otras 800 que no se han podido exhibir al público.
“Queremos otro edificio en el Casco que permita la exposición de las demás obras”, dijo la administradora a La Estrella de Panamá. “
De momento, estamos trabajando para así contar con los recursos económicos para tener esa segunda estructura”, agregó.
En cuanto al dinero recaudado por las boletas de entrada al edificio artístico, Ruiseco explicó que parte de él está destinado al sostenimiento del museo y la otra para cubrir los gastos de la feria.
Ruiseco considera que el factor que separa el AMCA de cualquier museo nacional es su misión de proyectar únicamente arte latinoamericano. “Queremos darles la oportunidad a los panameños de conocer arte de la región de nivel internacional”, explicó. “Hay muchos artistas del sector que están relacionados a profesionales anglosajones o europeos, pero por alguna razón los de América Latina no se conocen tanto o no se les brinda el mérito que merecen”.
Además, la colombiana apunta a darle al turista o extranjero una visión de la unión que existe entre América Latina y Estados Unidos o Europa “en cuanto a un intercambio de arte donde sus representantes están incursionando en el mismo estilo o escuela, independientemente de su nacionalidad”.
“Queremos lograr una igualdad de valor en los artistas sin importar de qué parte del mundo provengan”, concluyó.
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