Olga de Amaral, la artista colombiana que llevó sus obras a las galerías más importantes del mundo
Actualmente está presentando una exposición de más de 90 sus obras en la Fundación Cartier para el Arte Contemporáneo.
Favorecido es todo aquel que logra dedicarse a su pasión y a todo aquello que lo logra hacer feliz ya sea ejerciendo algún deporte, dirigiendo una compañía multinacional, o abriendo un negocio propio. Para Olga de Amaral, el arte tocó a su puerta, y con el correr de los años ha formado su carrera profesional en el tejido, trascendiendo fronteras y mostrándose en distintos escenarios de todo el mundo.
El tejido es una elaboración que se puede realizar con distintos tipos de materiales textiles como lana, algodón, fique, entre otros derivados vegetales y artificiales. Esta confección se puede realizar a mano, con puntadas y puntadas de agujas, o en telares que forman figuras y dibujos como dispone cada artista que dedica su tiempo a este trabajo.
La artista bogotana es una prueba de que la edad es solo un número. A sus 92 años, sigue vigente en el espectro artístico internacional, y por supuesto local, presentando exposiciones y pensando en nuevos lanzamientos que se exhiban en las diferentes galerías y museos de las ciudades más importantes del mundo. Su amplio conocimiento y trayectoria distinguida le han hecho estar a la vanguardia.
Producto de su excelente trabajo y su extensa colección de obras realizadas a lo largo de su carrera, el 12 de octubre de 2024 inauguró una galería en la prestigiosa y reconocida Fundación Cartier para el Arte Contemporáneo. En el barrio de Montparnasse, en la capital francesa, más de sus 90 obras entre tejidos y tapices se exhiben en 1.500 metros cuadrados de grandes salas y vitrinas dispuestas para el público que llega a admirar las creaciones de la artista plástica.
La exposición de Olga estará a disposición de todo el público parisino hasta el lunes 17 de marzo en el recinto francés, que ha acogido el trabajo de grandes referentes de la pintura, la escultura, la fotografía, entre otras ramas del arte.
Una vida dedicada a una pasión
Olga creció en el seno de una familia antioqueña que se educó en Bogotá por un tiempo. Años más tarde, empacó maletas y tomó rumbo hacia Estados Unidos para comenzar sus estudios en el arte. En Michigan, hacia el oeste del país norteamericano, las bases de su aprendizaje se fundamentó en el diseño y la arquitectura.
A partir de estas dos corrientes, fue tomando referentes y adquiriendo la inspiración para incursionar en el arte abstracto. Una expresión de este tipo de arte es el fiber art, el cual consiste en el uso de materiales con distintas texturas para realizar creaciones artísticas que le dieron un giro al arte abstracto latinoamericano.
En su amplia trayectoria ha trabajado con el oro, realizando diversas piezas de arte que no solo brillan por la calidad del material, sino por las manos de la autora que las realizó. La atracción por el material dorado la adquirió por las iglesias y los altares de los templos que visitó, y que gracias a ello entrañó una sensación espiritual.
La manera para retratar su amor por las cosas que hace y la apasionan es por medio de la frase “no me interesa si mis piezas son tapices o esculturas. Me quedo con la felicidad que me da hacerlas”, que le dijo a la poeta Piedad Bonnett, en medio de una conversación que tuvo años atrás.
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