Eduardo Costantini muestra el cuadro de Leonora Carrington

Eduardo Costantini muestra el cuadro de Leonora Carrington

Eduardo Costantini: “Coleccionar es una pasión o una adicción, uno nunca para”

Eduardo Costantini muestra el cuadro de Leonora Carrington por el que pagó US$ 28,4 millones y que hoy luce en el museo Malba.

El empresario argentino Eduardo Costantini es también un ávido coleccionista que, además, fundó el museo Malba hace 23 años. En mayo, se adjudicó en una subasta de Nueva York una obra de Leonora Carrington por US$ 28,4 millones, la misma que hace tres décadas intentó sin éxito adquirirla, cuando se vendió en solo US$ 400 mil. “Esta vez yo estaba muy decidido a comprar la obra”, cuenta en esta entrevista, en la que también aborda la situación de su país, gobernado hoy por Javier Milei. “Siento que este gobierno, independiente de los errores, va por un camino correcto”, afirma.


El 16 de mayo, en la sede de la casa de remates Sotheby’s de NYC, sucedió uno de los momentos más estelares del año en el mundo del arte. El cuadro Las distracciones de Dagoberto, de la artista inglesa, nacionalizada mexicana, Leonora Carrington, se remató en US$ 28,4 millones, más del doble de lo estimado, tras intensos 10 minutos de disputa entre tres oferentes. Se trató de un récord para la artista y que la coloca a la altura de las más cotizadas del mundo del arte junto a Frida Kahlo, Georgia O’Keeffe y Louise Bourgeois.

Cuando se adjudicó, la sala estalló en aplausos y el nuevo propietario se mostró emocionado, junto a su esposa. Nadie hasta ese momento había reparado en la identidad del comprador, pero al rato la noticia se hizo viral. Se trataba de Eduardo Costantini, uno de los empresarios más reconocidos de Argentina y por lejos su mayor filántropo, amante del arte y fundador del increíble Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires, Malba.

Pero la historia tenía un ingrediente aún más particular. Costantini había tratado de comprar la misma obra hace 30 años, en otro remate en el mismo Sotheby’s, pero al final decidió salirse cuando alcanzó US$ 350 mil. Hoy debió pagar US$ 28 millones más.

Costantini concede esta entrevista en la sede del Malba, pero no sólo eso; en la misma sala donde ahora es exhibido el cuadro de Carrington, la nueva estrella de la colección del museo.

A sus 78 años, el empresario no sólo sigue muy activo en el mercado del arte, sino también en sus negocios inmobiliarios y financieros. De hecho, hace pocos meses concretó la compra de dos empresas: TPGC Group, uno de los referentes del mercado para inversionistas institucionales y la gestora de fondos Southern Trust. Ambas las integró bajo el paraguas de su empresa Consultario, formando así uno de los tres mayores grupos de servicios financieros no bancarios de Argentina y Uruguay. Costantini es uno de los seis empresarios argentinos que aparecen en la lista Forbes de los millonarios del mundo, con una fortuna estimada en US$1.400 millones.

Costantini no divide matemáticamente su tiempo entre los negocios. “Más que separar es una suerte de integración. Después de esta entrevista me voy a una reunión sobre capital markets. Me gusta esa diversidad y además hay muy buenos equipos trabajando en todas las cosas que hago. No es que pase todo el día corriendo de un lugar para otro”, asegura con esa tranquilidad que nunca deja de trasmitir.
Big big mistake

Usted ha calificado como un gran error el no haber comprado Las distracciones de Dagoberto, hace 30 años. ¿Qué siente hoy que finalmente la remató, pero a un precio muy superior?

-Bueno, cuando pasó eso hace 30 años era otra la realidad económica y en ese remate tenía una estimación de valor de US$ 100 mil. Por ende, a los US$ 400 mil ya estaba muy sobre ello en ese momento. Pero claro, fue un error y siempre dije que si volvía al mercado no lo dejaría ir nuevamente.

Esta vez también subió mucho de precio durante el remate.

-Sí, claro, pero esta vez yo estaba muy decidido a comprar la obra.

Fue un remate muy largo y tenso, pero, pese a ello, usted se veía muy calmado.

-No, por el contrario, cuando llega a los US$ 13 millones, se produce un silencio y yo hago mi primera oferta. Pensé que la cosa se iba a cerrar más o menos por ahí. El punto es que en ese momento entró a ofrecer la representante de Sotheby’s para clientes de Asia, que hasta la fecha había comprado casi todo lo que se ha vendido de arte latinoamericano. Y comenzó una suerte de nuevo remate.

En un momento su mujer grita “no, no se puede”, ante la demora del martillero esperando otras ofertas.

-Sí, bueno, había pasado mucho rato y fue una reacción emocional porque la cosa se alargaba más de la cuenta. De hecho, antes de adjudicarla, el mismo martillero dice que tiene que venderla porque ya había esperado suficiente.
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