Nació en 1979 en Bogotá, donde vive y trabaja. En su proceso artístico, Otoniel Borda vincula varios medios plásticos con distintos objetos pertenecientes a la vida cotidiana. Su investigación personal tiene como objetivo redescubrir nuevos significados en los objetos y el espacio, y hacer visibles algunos aspectos que de otro modo permanecerían inadvertidos en la tensión y el estrés de la vida cotidiana. En este proceso de extracción, sus técnicas también consiguen mostrar lo que no debe expresarse, mediante un hábil uso de la luz, sus propiedades y aplicaciones. En esta pieza, el artefacto arqueológico representa el único vestigio que queda de un pasado que ya no podemos comprender excepto lo que podemos captar de su imagen. “A través de un juego de reflexiones, la NAOMA, que en la cultura indígena Tayrona corresponde al chamán, aparece y desaparece ante los ojos del observador; su imagen resulta distorsionada, aunque su esencia permanece latente en la memoria de la humanidad”.