“No puedo cambiar el hecho de que mis cuadros no se vendan. Pero llegará el momento en que la gente reconocerá que valen más que el costo de las pinturas utilizadas en el cuadro”.
Lo que Vincent van Gogh le escribió a su hermano Theo en una carta de octubre de 1888 fue profético.
A pesar de que en el último par de años de su vida había empezado a ganarse el respeto de sus pares, famosamente murió antes de que hubiera indicios de que llegaría a ser lo que es hoy: uno de los grandes de la historia del arte.
Pero cuatro meses antes de que se suicidara, ocurrió algo inusual: se vendió una de las alrededor de 900 pinturas que completó durante los 10 años que se dedicó al arte.
Varios investigadores han encontrado algunas referencias en cartas que apuntan a que posiblemente hubo más ventas.
Y si se tiene en cuenta que intercambió obras con otros artistas y que, en ocasiones, pagó por comida o materiales para pintar con sus cuadros, se podría decir que vendió varias de sus creaciones durante su vida.
Sin embargo, sólo hay una venta documentada, registrada y reconocida oficialmente que tuviera lugar cuando aún estaba vivo: la de "El viñedo rojo".
Fue comprada en 1890 en una exhibición en Bruselas, tras un escándalo por la participación de Van Gogh en el evento.