Aunque la IA en el arte puede ser una herramienta poderosa para crear nuevas formas de arte que no hubieran sido posibles con las técnicas tradicionales, es importante señalar que el uso de la IA en el arte también plantea importantes cuestiones sobre la autoría y la creatividad. Algunos artistas utilizan la IA como parte del proceso artístico, mientras que otros han optado por ceder el control a la máquina por completo. En estos últimos casos, surgen cuestiones éticas de autoría.
Sin embargo, en lugar de respuestas sucintas, los desarrollos diarios de la IA han desvelado más preguntas y desafíos a considerar. Por ejemplo, ¿a quién se debe reconocer como creador del arte generado por IA? ¿Al artista que programó el algoritmo, a la máquina o al propio sistema de IA? Esto plantea preguntas sobre los derechos de propiedad intelectual y el valor de la originalidad y la creatividad. Además, ¿deberían los artistas ser transparentes con el uso que hacen de las imágenes generadas por IA? Así como los escritores citan sus fuentes, ¿deberíamos tratar a la IA de manera similar, ya que la obra puede no considerarse la producción original del artista? ¿Deberíamos siquiera identificar el arte generado por IA como original o es simplemente una imitación sofisticada de las obras de otros artistas?
Es especialmente importante tener en cuenta el impacto del sesgo inherente a las tecnologías de IA. Los matices y la sensibilidad no se capturan necesariamente en los conjuntos de datos, lo que puede dar lugar a obras culturalmente insensibles y excluyentes. Los algoritmos y sistemas de IA pueden perpetuar sesgos y estereotipos si no están cuidadosamente diseñados y entrenados. Esto puede dar lugar a un arte que refuerce actitudes y representaciones dañinas o discriminatorias.
fuente