Impresionismo es libertad que modela la realidad
José Alberto Alvarado I.
Podríamos considerar a un genuino artista aquel que plasma su personalidad en su obra, como una huella digital que por su estilo se diferencia del resto. Considerando esta cualidad distintiva de los artistas, sería sensato clasificarlos en dos tipos: los que plenamente identificados con un estilo, técnica o movimiento, se entregan con pasión a éste resaltando sus características particulares; también existen los que buscan hacer algo nuevo, liberándose de las cadenas de lo convencional con la posibilidad de dar comienzo a un nuevo movimiento artístico.
Artistas con esta madera fueron los creadores del “Impresionismo”, y quienes se dedicaron a la pintura, supieron aprovechar los avances tecnológicos del momento en la creación de nuevos pigmentos como el óleo, de manera que se dieron un postín efectuando obras donde una paleta con más recursos les abriría todo un mundo de posibilidades en el tratamiento de la luz; principal elemento pictórico en que se centraron los artistas impresionistas.
La luz se sobrepone a la forma a tal punto, que hasta las sombras son elaboradas con la misma dedicación que las zonas claras de las obras, sin darle importancia al foco de luz. Es por eso que vemos tantas obras del impresionismo dedicadas al aire libre, que debían ser hechas en el menor tiempo posible para que la luz del sol no cambiara; gracias a esta brevedad, los artistas pudieron difundir con más rapidez sus obras, y lograr popularizarse con mayor celeridad.
La belleza del impresionismo la podemos contemplar en la libertad con que el arista modela una realidad, extrayendo de la luz una policromía libertina con que impresiona al observador, sumergiéndolo en un mundo alucinante en donde el color es la materia que conforma el entorno, y la forma superflua es solo el motivo perceptivo que le da cuerpo a la obra.
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