En el siglo XIX, el arte estaba enfocado al retrato y al paisaje, pero empezando el siglo XX hubo una ruptura y el arte comenzó a tomarse como una herramienta de protesta, manifestación y revolución en América Latina. Algo que caracteriza el estilo de los artistas contemporáneos latinoamericanos es la hibridación de las culturas y razas, lo que ha dado un valor agregado al arte de dichos países.
Los principales movimientos artísticos que influyeron a los artistas latinoamericanos fueron el impresionismo y postimpresionismo al principio, por ejemplo, Paul Gaugin fue una inspiración para los muralistas mexicanos, sobre todo Diego Rivera. Más adelante, llega el surrealismo, que toma a México como uno de los principales puntos de reunión de artistas tanto nacionales como internacionales. El discurso puramente plástico quedó atrás con las vanguardias, que tomaron al arte con un discurso crítico y social.
Después de la Segunda Guerra Mundial en países como Argentina y Brasil hubo una gran exploración y algunos artistas latinoamericanos como: Cándido Portinari, Carmelo Arden Quin y Joaquín Torres García se hicieron importantes contribuciones al arte abstracto.
Los artistas contemporáneos latinoamericanos han demostrado una exploración exhaustiva de técnicas y trabajos trasdisciplinarios. Así, el arte latinoamericano se reconoce por su enfoque y ambición, mezclando técnicas, habilidades, herencia y creatividad que hace del arte un universo dinámico.