Todo se aceleró a partir de los años 60 del siglo XX —en el arte y fuera de él—. Las corrientes artísticas comenzaron a sucederse; el arte se mezcló con la tecnología, la calle se convirtió en un lienzo…
Y el concepto de arte contemporáneo puede resultar escaso para abarcar tal magnitud de creatividad. Sin embargo, sigue haciéndolo; sigue ayudándonos a etiquetar las expresiones artísticas de nuestro tiempo, como muestra la Feria Arco, de Arte Contemporáneo, en la que Cervezas Alhambra participa anualmente con su Premio Cervezas Alhambra de Arte Emergente. En esa cita, lo más granado del arte actual muestra su saber hacer y sus novedades. Y deja boquiabiertos a los asistentes.
Categorizar el arte contemporáneo del siglo XXI resulta crucial para poder comprenderlo y disfrutar de su variedad. Porque en esta supracategoría podemos incluir el hiperrealismo, ese que pone en práctica el artista Juan Martín Villate, pero también el arte callejero, ese que artistas como Bansky se encargan de transformar en significativas obras de arte. O colectivos como Boa Mistura, que, a través de acciones como la que realizaron en La Térmica, dan un nuevo concepto al espacio público como punto de creación artística.
Si observamos el devenir del arte en un siglo, podemos afirmar con certeza que de cómo surgió el arte contemporáneo a cuál es su presente muestran claras diferencias, lo que nos puede llevar a plantearnos hasta cuándo el arte contemporáneo será contemporáneo. Las tesis y teorías podrán variar, pero lo cierto es que lo será mientras siga representando las pulsiones y sentimientos de la sociedad. De la vanguardia al grafitti, el arte contemporáneo parece no tener fin.