Después de conocer su perspectiva, decidí intentar obtener la propia perspectiva de AI sobre el tema. Para hacer esto, subí la transcripción de la conversación que tuve con Klaus en ChatGPT 4.0 y le pregunté: “¿Crees que la IA puede generar arte? ¿Cómo se compara tu visión sobre el tema con la de Klaus? Recibí la siguiente respuesta:
La cuestión de si la IA puede generar arte es compleja y multifacética. Desde un punto de vista técnico, la IA ya ha demostrado la capacidad de crear obras que pueden clasificarse como arte, utilizando algoritmos para generar imágenes, música, textos y otras formas de expresión creativa. Estas creaciones a menudo se basan en grandes volúmenes de datos y patrones aprendidos de obras de arte existentes, lo que permite a la IA producir obras que, al menos superficialmente, se parecen al arte humano.
Sin embargo, la cuestión se vuelve más profunda y filosófica cuando consideramos qué constituye “arte” en su sentido más verdadero. El arte a menudo se ve como una expresión de la experiencia, las emociones, los pensamientos y las visiones del mundo humanas. Está intrínsecamente ligado a la capacidad del artista de transmitir algo de sí mismo –sus emociones, sus experiencias, su contexto cultural, su visión del mundo– a través de su obra. En este sentido, muchos argumentan que la IA, que opera con datos y algoritmos sin experiencia de vida o emoción, no puede crear arte en el mismo sentido que los humanos.
La visión de Klaus Mitteldorf, expresada en la entrevista, coincide con esta idea. Ve el arte como una expresión profundamente humana, vinculada a la capacidad del artista para comunicar sus experiencias y emociones únicas. Parece escéptico sobre la capacidad de la IA para alcanzar este nivel de expresión, ya que, en su opinión, la IA carece del “alma” y la experiencia de vida que son fundamentales para la creación artística humana.
Al recibir la respuesta, pregunté: "¿Crees que es importante que algún día la IA pueda hacer arte en el sentido más profundo?", Y me sorprendió la respuesta que obtuve:
La cuestión de la importancia de que algún día la IA pueda hacer arte en el sentido más profundo está intrínsecamente ligada a la forma en que valoramos el arte y el papel que atribuimos a la tecnología en nuestras vidas.
Por un lado, si la IA fuera capaz de crear arte que expresara profundamente experiencias y emociones, podría ampliar nuestra comprensión de la creatividad y la naturaleza del arte en sí. La IA que alcance este nivel de creación podría ofrecer nuevas perspectivas e inspiración, colaborando potencialmente con artistas humanos de formas innovadoras. Esto también podría conducir a una mejor comprensión de las capacidades cognitivas y emocionales de la IA, abriendo nuevas fronteras en áreas como la inteligencia artificial emocional y el aprendizaje automático.
Por otro lado, el arte suele ser valorado por su conexión con la experiencia humana: es una forma de expresar lo que significa ser humano, con todas las complejidades, emociones y perspectivas que ello conlleva. Si la IA fuera capaz de replicar o incluso superar el arte humano en profundidad y expresión, podría plantear cuestiones filosóficas y éticas sobre la singularidad de la experiencia humana y la relación entre humanos y máquinas. También existe el riesgo de devaluar el elemento humano en el arte, donde la autenticidad y la conexión personal pueden verse eclipsadas por las producciones tecnológicas.
En última instancia, si es importante o no que la IA alcance este nivel de creación artística depende de cómo valoramos la interacción entre la humanidad y la tecnología, y de lo que consideramos el núcleo esencial de la experiencia artística. Para muchos, el arte siempre será visto como una expresión exclusivamente humana, mientras que otros pueden abrazar la idea de una colaboración creativa entre humanos y la IA. La evolución de la IA en la creación artística seguirá siendo un tema de debate fascinante y multifacético.
Como señaló Klaus, es esencial que distingamos la repetición de la innovación. Aunque la IA puede replicar estructuras, todavía carece de la chispa de inspiración auténtica que a menudo distingue a las obras maestras. En otras palabras, la IA sólo genera el componente tangible de una obra de arte: lo que podemos observar. Sin embargo, no podemos considerar sus creaciones como verdaderas expresiones artísticas porque no contienen un componente esencial del arte: motivaciones ligadas a las emociones humanas.
Como investigador en el campo de la IA, creo que la ciencia desarrollará IA cada vez más sofisticadas, con capacidad incluso de emular aspiraciones motivacionales basadas en emociones sintéticas, y que, como los deep fakes, nos engañarán muy bien. Sin embargo, creo que este tipo de creaciones nunca sustituirán el componente humano imprescindible para que se conviertan en auténticas obras de arte.
Sin embargo, esto no invalida el papel de la IA en el universo artístico, ya que su evolución está permitiendo la creación de nuevas herramientas que democratizan y enriquecen la capacidad de expresión creativa. Actualmente, las IA generativas permiten, por ejemplo, que cualquier persona, incluso sin el talento de un ilustrador, genere imágenes proporcionando solo descripciones textuales de lo que quiere o imagina. Así, de la misma manera que el pincel y el lienzo no crean arte sin el artista, la IA no genera la ilustración sin la inspiración humana descrita en una representación textual de lo que quiere. Y en este caso me parece que podemos decir que la semilla sería el texto originado por motivaciones humanas, muy probablemente ligadas a emociones. Al estar presente en este caso el componente humano, ¿podríamos considerar el resultado una expresión artística?
La IA no reemplazará a los humanos en el arte. Sin embargo, la sinergia entre los humanos y esta nueva herramienta permitirá que más personas se arriesguen a expresar sus emociones en formatos que de otro modo nunca se arriesgarían por falta de formación o habilidad. A medida que estas herramientas sigan evolucionando, esta democratización podría llevarnos a nuevos estilos expresivos aún inimaginables, donde la innovación técnica y la emoción se fusionan. Creo que esta asociación nos sorprenderá positivamente en el futuro.
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