Aurora Reyes, la muralista ‘incómoda’ que retrató la lucha de las mujeres en México
La artista no contó con el apoyo gubernamental que se le otorgó a otros muralistas, ya que era conocida por su activismo a favor del feminismo y el movimiento estudiantil de 1968
En 1945, Aurora Reyes Flores pintó un mural que cuestionaba el uso del rebozo en la vestimenta de las mujeres de la época. Según el relato de la escritora Margarita Aguilar Urban, en la pieza aparecía una campesina cargando a un bebé en su espalda, y en su frente sostenía un atado de leña con esta prenda tradicional. Esta obra, de 2,5 por 1,3 metros, desapareció misteriosamente después de su exposición en una feria ganadera organizada por la Secretaría de Acción Social Femenil de la Confederación Nacional Campesina. No se han publicado imágenes que documenten cómo era.
Este sería uno de los primeros indicios del “olvido” al que estaba sentenciada la artista quien, a pesar de haber pasado a la historia como la primera muralista mexicana, nunca fue comisionada por el gobierno para intervenir espacios públicos, como pasó con sus contrapartes masculinas, Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros.
¿Quién fue Aurora Reyes?
“La Cachorra”, como era apodada por su familia, pasó sus primeros años de vida en el desierto de Chihuahua. Fue nieta de Bernardo Reyes por lo que, después del fusilamiento del general en la Decena Trágica, sus herederos se establecieron en Ciudad de México. La infancia de Aurora en la capital fue complicada, ya que los Reyes eran vistos como enemigos del régimen y tenían que mantener un perfil bajo, así que la familia se mudó a una modesta vecindad en La Lagunilla. Una vez que el Gobierno les ofreció la amnistía, Aurora pudo ingresar a la escuela, puesto que ya no tenía que trabajar vendiendo pan en las calles.
En 1921 cursó sus estudios en la Escuela Nacional Preparatoria, donde conoció a Frida Kahlo, con quien entablaría una amistad de años que quedó plasmada en la obra Retrato de Frida Frente al Espejo. También continuó su preparación en la Academia de San Carlos, pero no concluyó sus estudios. Aun así, la Secretaría de Educación Pública (SEP) la contrató como maestra de artes plásticas, y fue en la docencia donde Aurora encontró su verdadera vocación, además de uno de los ejes temáticos que marcaron su visión artística. Su primer mural fue Atentado a las Maestras Rurales, con el que sentenció una matanza de maestros que tuvo lugar en San Felipe Torres Mochas, Guanajuato, en 1936.