Surgido en la segunda mitad del siglo XX, más precisamente, después de la Segunda Guerra Mundial, el Arte Contemporáneo, en sus estilos, escuelas y movimientos, es considerado una acción de ruptura moderna.
Hacia los años cincuenta, la efervescencia cultural de la década y los interrogantes de la sociedad de posguerra se volvieron contra el estilo de vida difundido en el cine, la moda, la televisión y la literatura.
El sentimiento del momento era el de reconstruir la sociedad. Apoyados por el avance de la globalización, las nuevas tecnologías y los medios, los artistas se centraron en la verdad del inconsciente y, desde entonces, comenzaron a ver nuevas formas de expresarse artísticamente.
En una sociedad marcada por el avance de la globalización, la cultura de masas y el desarrollo de nuevas tecnologías y medios, el arte ha permitido nuevas experiencias basadas en procesos artísticos más que en el objeto.
De esta manera, el paso de la era moderna a la contemporánea supuso cambios significativos en el ámbito de la cultura y las artes, con el surgimiento de una corriente artística que priorizó la idea, el concepto y la actitud por encima del objeto artístico final.
La ciencia y la tecnología han hecho posible que las personas se den cuenta de que el arte hecho por otros podría ser una traducción de sus propias vidas. Así nació el Arte Contemporáneo, una corriente artística que pretende producir arte, al tiempo que propone una reflexión sobre el mismo.